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Cuatro meses y medio después de las elecciones del 24 de septiembre, Alemania consiguió cerrar un acuerdo para conformar un gobierno de gran coalición, la misma fórmula que gobernó la pasada legislatura, liderado de nuevo por Ángela Merkel.

 

La alianza la constituyen la conservadora Unión Democristiana (CDU) de Merkel, su socio bávaro la Unión Socialcristiana (CSU) de Horst Seehofer, y el Partido Socialdemócrata (SPD) de Martin Schulz.

 

Sin embargo, ello no significa automáticamente el desbloqueo de la crisis política que vive el país europeo, que nunca en su historia había estado tantos días sin gobierno.

 

El gobierno aún necesita la aprobación del acuerdo por parte de las bases socialdemócratas que lo someterán a votación en los últimos días.

 

Mañana viernes, el líder de las juventudes socialdemócratas, Kevin Kühner, lanzará en Leipzig, en el este del país, su campaña para convencer a los más de 460 mil militantes del partido que voten “no” a una nueva alianza con el partido de Merkel.

 

Una parte importante del partido de Kühner considera que las alianzas con los conservadores, que ya se formaron en las legislaturas de 2005-2009 y 2013-2017, debilitaron mucho al partido, como mostraron los malos resultados de las últimas elecciones, con poco más de un 20 por ciento de los votos, el peor dato de la historia del SPD.

 

Tras su aparición en Leipzig, Kühner hará campaña en toda Alemania. Un par de días después será el turno de Schulz y otros funcionarios de la cúpula del partido, que lanzarán su gira por el país para pedir el voto al sí a la Gran Coalición.

El martes 20 de febrero comienzan las votaciones: exactamente 463 mil 723 militantes del partido socialdemócratas están llamados a votar.

 

Llama la atención que desde comienzos de año las bases sumaron unos 24 mil nuevos adeptos, no está claro si a consecuencia de la campaña de las juventudes socialdemócratas (conocidos como los Jusos) para atraer nuevos militantes para rechazar el acuerdo de gobierno.

 

El lunes 26 de febrero la CDU celebrará un congreso del partido en Berlín para votar también sobre el acuerdo de coalición.

 

Merkel se lo prometió así a las juventudes del partido, cuando tras las elecciones, ganadas por la CDU, pero sin mayoría suficiente para gobernar, aumentaron las voces para debatir la composición del partido, un posible rejuvenecimiento de la cúpula y para que los delegados votaran también el acuerdo de coalición alcanzado.

 

La diferencia con el SPD es que en el caso de la CDU son los delegados del partido y no las bases, las que votan.

 

El SPD también sometió en su momento a votación del partido si negociar o no una Gran Coalición, ganando el sí pero evidenciando una fuerte división interna.