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Bernardo Bátiz,  coordinador de Morena y diputado constitucionalista, dijo que se logra para la Ciudad de México una Constitución aceptable, de avanzada progresista, pero todavía con muchas limitaciones procesales, con redacciones en algunos casos barrocas.

«hay como todo, avances positivos y también frenos, pero me inclino a decir que es una buena Constitución que servirá de base, para que la sociedad se organice y será un modelo para otras constituciones en cuanto al reconocimiento de los derechos humanos».

Resaltó que si fue un trabajo complicado porque se ponían muchas trabas, ejemplo de ello, fue que se presentó un escrito solicitando ampliar el plazo porque la meta era hacer una buena Constitución, no cumplir una fecha impuesta de forma muy caprichosa; sin embargo, la resolución que tomó la Mesa Directiva fue contraria, eso impidió que al final se diera una buena revisada al texto y darle una buena presentación.

Reiteró Bátiz que si se trabajó de manera acotada con muchas dificultades «y eso es lo cierto». Y la Constitución de la Ciudad de México, agregó, entrará en vigor el 2018, salvo el capítulo relacionado con las elecciones el cual entra de inmediato en vigor.

Entre lo que comprende la Constitución dijo que las 16 delegaciones política, en el futuro serán alcaldías, las cuales tendrán autonomía y personalidad jurídica, tendrán su patrimonio que les será transmitido por el gobierno central y van a actuar con dos nuevas características: una que tendrán un cabildo colegiado y, dos,tendrán su propio patrimonio y estarán representados diversos grupos políticos.

Sobre la revocación del mandato, el diputado detalló que quedó plasmada en la Constitución, está reconocido al igual que el referéndum, pero se tiene que regular por una Ley secundaria, «pero quedaron acotados porque la integración de la Asamblea Constituyente fue muy irregular, fuimos 60 diputados electos por el voto popular y 40 fueron designados por los dos Ejecutivos, local y federal y otros por la Cámaras de Diputados, y Senadores, ahí estuvieron representados poderes constituidos, eso le restó legitimidad a la composición.

«Y actuaron siempre poniendo obstáculos a que se avanzara, sin embargo, se logró el documento, pero siempre con un lenguaje complicado, con límites; por ejemplo, en el referéndum no pudimos conseguir que fueron los ciudadanos los que decidieron sino que lo tiene que aprobar el Congreso de la Ciudad.

«Por un lado, se abre la participación ciudadana, pero por el otro le pone un obstáculo y esa fue la labor de esos representantes que no estaban vinculados por la ciudadanía y que recibían instrucciones de quienes los nombraron, sin embargo, se logró un avance positivo».