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El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, denunció este martes un complot de sus rivales políticos en varios grupos de la oposición, incluyendo el proscrito Partido Comunista y los exmilitares disidentes del grupo Magdalo, para desestabilizar su gobierno y expulsarlo del poder.

«Se han unido todos los que no me quieren. Mis oponentes políticos, los rojos y el grupo Magdalo», señaló Duterte en tagalo en una intervención a la nación televisada en directo.

El mandatario afirmó que tiene evidencias que demuestran esa acusación, en concreto «una conversación telefónica facilitada por la inteligencia de un país aliado».

«Voy a pedir que se desclasifiquen esos documentos para que todo el mundo pueda verlos. Lo voy a revelar todo», indicó Duterte, que sustituyó a última hora una rueda de prensa convocada en el palacio presidencial por una conversación televisada con su asesor legal, Sal Panela, quien le trasladó preguntas planteadas por los medios.

Duterte aseguró que en esa conversación está involucrado directamente el fundador del Partido Comunista, Jose Maria Sison, exiliado en Holanda desde hace tres décadas, al que se refirió como un «terrorista que debería ser juzgado en Filipinas».

No es la primera vez que Duterte acusa a Sison de conspirar para apartarlo del poder y las tiranteces se han intensificado desde el pasado junio cuando los comunistas decidieron romper las negociaciones de paz con el gobierno.

El presidente también retó al grupo Magdalo a iniciar un «motín o revolución» contra él y advirtió a las Fuerzas Armadas de los riesgos de dejarse influenciar por los rebeldes o de iniciar una lucha entre militares.

Sin embargo, el grupo Magdalo, de ideología anticomunista, renunció a las armas en 2008, después del fracaso de tres intentos golpistas entre 2003 y 2007 para intentar derrocar al gobierno de Gloria Macapagal Arroyo, marcado por los escándalos de corrupción y abusos de poder en connivencia con el ejército.

Arroyo es desde julio la presidenta de la Cámara de Representantes y uno de los principales apoyos a las políticas de Duterte en el Legislativo.

Duterte negó hoy haber emprendido una persecución política contra sus rivales: «No he firmado nada para arrestar o silenciar a nadie, especialmente mis críticos. El hecho de que me sigan criticando a diario muestra que les estoy dando la ocasión de hablar y hablar».