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Por Enrique Sánchez

En esta ocasión he optado por abordar la situación de la Administración Pública en México, tomando en cuenta algunas oportunidades que he tenido de verla de cerca como servidor público federal.

Lamentablemente dentro de las experiencias que he podido observar pareciera que nuestro país se ha quedado estancado en materia de gestión pública, ya que persisten diversas situaciones que deberían haber desaparecido o evolucionado desde hace varias décadas como ha sucedido con la mayoría de los gobiernos democráticos del mundo, que fueron dando un giro hacia una gestión pública con características gerenciales.

Un primer problema que se enfrenta es el tamaño administrativo del gobierno en México, con oficinas en las que encontramos puestos innecesarios, duplicidad de funciones, puestos creados ex profeso para amistades o familiares de funcionarios de alto rango, o los famosos “aviadores” (individuos incluidos en la nómina que cobran sin presentarse a laborar), entre otros.

Otra característica que se mantiene presente en el gobierno es la lentitud y la ineficacia, mismas que en ocasiones son provocadas por la falta de verdaderos especialistas en los puestos de liderazgo, o por mantener “usos y costumbres” propios a otras épocas como es el hecho de mantener sentados a los servidores públicos durante horarios determinados a pesar de no tener actividad alguna que realizar, con lo cual podemos en primera instancia constatar que hay personal de sobra en las dependencias gubernamentales y en segunda instancia, que al hacer que la gente tenga que estar cumpliendo horarios fijos, en vez de incentivar el cumplimiento de objetivos claros y previamente establecidos, se está fomentando en los servidores públicos la pereza e ineptitud.

Una anécdota que me sucedió a mi al incorporarme a una dependencia y que no puedo olvidar por lo sorprendente y decepcionante de la misma, es cuando me llamó mi nuevo jefe (el Director General Adjunto) para solicitarme que elaborara un análisis sobre un tema correspondiente al área en la que estaba laborando; con atención escuche las instrucciones y observe los ejemplos que me había mostrado de trabajos previos. Al paso de dos horas regresé a su oficina para entregarle el documento solicitado para escuchar con asombro que era imposible que ya estuviera finalizado, ya que la elaboración de ese trabajo comúnmente le llevaba a las personas un periodo de al menos una semana. Al principio me quede desconcertado por la respuesta que me daba el Director General Adjunto, ya que era realmente un trabajo sencillo, pero al paso de unas semanas en esa oficina, pude comprender el motivo para que la elaboración de los documentos tomara tanto tiempo, y era porque la gente estaba acostumbrada a estar sentada durante 10 horas diarias aproximadamente (más sus respectivas horas de comida), y sabían que de cualquier manera si terminaban antes no tendrían nada más que hacer, es decir que no existe la mas mínima eficiencia en el trabajo gubernamental de dicha dependencia.

Otro grave problema que enfrenta la administración pública en nuestro país es la falta de profesionalización, así como la falta de conciencia de las personas que ocupan los puestos de servidores públicos, ya que muchos de ellos llegan a sentirse dueños del puesto y se olvidan por completo que ellos están ahí de manera temporal y para servir a la sociedad. He observado en gran cantidad de ocasiones a servidores públicos que se ufanan de ser ellos quienes pagan los sueldos de sus subordinados, ¿cómo vamos a poder acceder a una mejor gestión pública con este tipo de sujetos ocupando cargos públicos?

Podría continuar mencionando ejemplos que he observado en mi carrera dentro del servicio público, pero lo realmente importante es darnos cuenta hacia dónde debemos dirigirnos como país, estar conscientes del tipo de gestión pública que queremos para nuestro país.

Es necesario fomentar la productividad, evitar la duplicidad de funciones, establecer un sistema de trabajo con objetivos claros y que su obtención sea la finalidad (no el estar sentado durante un determinado número de horas en una silla), ejercer un mayor y mejor control en el uso de los recursos públicos, otorgarle a los ciudadanos los medios para presentar inconformidades cuando se sientan vulnerados por algún servidor público, transparentar las actividades de los

servidores públicos, así como el ejercicio de los recursos públicos, y ante todo que los servidores públicos estén conscientes que los ciudadanos tiene el derecho de exigir calidad, transparencia y honestidad en su actuación, ya que están para servirlos a ellos.

Enrique Sánchez – Twitter: @Ensanchez1984

Politólogo y Administrador Público