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El ajuar de la aristócrata maya Tz’ak-b’u Ajaw se muestra en el Museo Regional de Chiapas, tras concluir su exitosa exhibición en el Templo Mayor de la Ciudad de México.

 

En esta ocasión a la recreación del entierro de la esposa del gobernante Pakal en la exposición “La Reina Roja. El viaje al Xibalbá” se añadieron piezas cerámicas, figurillas y objetos mayas del Clásico Tardío, de acuerdo con un comunicado el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

 

Tras su restauración, la Reina Roja visitó el Museo J. Paul Getty de Los Ángeles y el Museo Metropolitano de Nueva York, después regresó a México, donde se exhibió la muestra “La Reina Roja. El viaje al Xibalbá”, del 27 de julio al 9 de septiembre.

 

“La exposición es resultado del estudio metodológico y sistemático, del acucioso trabajo de arqueólogos, de su intervención cuidadosa y del intercambio de conocimientos con otras ciencias como la antropología física, la epigrafía, la química y la biología”, indicó el director del Centro INAH Chiapas, Juan José Solórzano Marcial.

 

El 1 de junio de 1994 el arqueólogo Arnoldo González Cruz fue el primero en observar el interior del sarcófago, que contenía decenas de huesos rodeados de miles de piedras de jadeíta y conchas de mar, todo cubierto por polvo de cinabrio, un mineral tóxico de color rojo carmesí, por el que el descubrimiento ha sido conocido desde entonces como la Reina Roja.

 

La restauración de la tumba hallada en el Templo XIII de Palenque tomó 24 años. Juan Alfonso Cruz armó la máscara de malaquita, después el especialista Constantino Armendáriz reconstruyó el pectoral, la diadema y el tocado del ajuar.

 

La indumentaria consta de siete piezas: la máscara, diadema, collar, pectoral, tocado, concha y figurilla, que se colocaron sobre un maniquí de fibra de vidrio con las características físicas de la reina.