Seleccionar página

El consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, advirtió que la pobreza, discriminación, igualdad, corrupción e impunidad pueden ser los jinetes del Apocalipsis, pero reconoció que las elecciones de este año y las de 2018  puedan permitir el desfogue de la inconformidad con cambios de gobiernos sin derramamiento de sangre.

En la conferencia magistral «La Constitución de 1917 y el Pacto Democrático en México», que impartió en el ITAM, Córdova hizo un llamado a la serenidad y a ver a los comicios como una forma de expresar su coraje, y se comprometió que a las 23:00 horas del día de las elecciones presidenciales saldrá a dar las tendencias de resultados para generar certidumbre.

Solicitó al Congreso de la Unión no cambiar las reglas electorales «al cuarto para las 12» de los comicios de 2018, al menos que exista un acuerdo de todas las fuerzas federales de reconocer los resultados.

«Deberás vamos a ponernos a improvisar leyes o a poner a prueba leyes en el 18, la última vez que hubo una modificación constitucional de cara a una elección presidencial fue en 1994 pero hubo dos condiciones, primero la emergencia del contexto político  social en el que vivimos, la violencia instalada en la vía pública y segunda un consenso unánime, no dio mayoritario, unánime de todos los candidatos presidenciales de que las reglas del juego se cambiaran sobre la marcha, yo diría si esas dos condiciones se dan vamos para adelante».

También, reconoció que las democracias no generan los resultados esperados lo que provoca un caldo de cultivo «que puede germinar el autoritarismo».

Asimismo, urgió a que los llamados de unidad, ante los contextos nacionales e internacionales que vivimos, se hagan sobre asuntos concretos que no están sobre la mesa como el respeto a las garantías, más allá de replegarnos con la bandera o el himno nacional.

Por último, aseguró que no hay democracia sin partidos políticos, y pidió tener cuidado con el «discurso anti-partidos» porque se trata de demagogia entre que todos los ciudadanos son buenos y todos los políticos son malos.