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En octubre de 2023, Alejandra Guzmán salió al escenario de la Arena CDMX para celebrar 35 años de carrera y lo hizo como siempre, bromista, desenfadada y quitada de la pena, e incluso, para muchos, ofensiva por su desparpajo en el escenario. Pero aun con esa actitud, hubo siempre un cariño que la hacía parecer vulnerable, el de su madre, Silvia Pinal, quien la acompañó aquella noche.

Casi dos años después, Alejandra apareció para brillar de nuevo, esta vez tuvo que hacerlo sin su mamá en las gradas, pero eso no impidió que le dedicara el show a quien fuera una de las primeras actrices más influyentes en la historia del cine y televisión mexicana, que falleció en noviembre.

“Quiero dedicar este show a mi madre”, dijo Alejandra después de una entrada potente con Mírala, Míralo, hizo una pausa y continuó, mientras era interrumpida por el público con sus aplausos.

Sí así es, exacto, dediquemosle un aplauso fuerte a mi mamita, que, en donde quiera que esté, sé que está feliz viéndonos”, dijo con esa voz arrugada que pareciera que se atora en la garganta de la rockera. “Me enseñó a disfrutar y dar toda el alma, aunque uno esté enfermo, siempre dejó claro que el show debe continuar. Gracias por eso, mami”, recordó.

A quien sí pudo dedicar el show en cuerpo presente fue a su padre Enrique Guzmán, quiEn estuvo hasta adelante, en primera fila, viendo a su hija sudar cada canción, y seguir con ese aire atrevido, agresivo y sin importar el qué dirán.

A Enrique lo saludó también más a su manera. “Gracias, jefe, por darme la vida”, dijo la cantante. Desde ese momento y hasta el final del show, todo fue baile, canto y desmadre a lo Alejandra Guzmán, entre rocanrol con El rock de la cárcel, y clásicos suyos ante 11 mil personas, poco más de la mitad del aforo completo de la Arena, un recinto difícil de llenar hasta la última butaca, pero que respondió profundamente a cada tema que la cantante eligió para esta ocasión.