Falcon y el Soldado de Invierno ya aterrizaron en Disney+. La nueva serie de Marvel Studios arranca su narración tan solo seis meses después de los eventos relatados en Vengadores: Endgame y presenta un mundo roto, en caos y que, tras la muerte de Iron Man y el adiós de Capitán América, está prácticamente huérfano de héroes y, sobre todo, de símbolos.
Tal y como bien recordarán los seguidores del Universo Marvel, en los momentos finales de Endgame el viejo Steve Rogers regresa para entregarle su escudo a Sam Wilson. Él es su elegido para continuar y conservar su legado pero, tal y como muestra el inicio del primer capítulo de la serie, Falcon no acepta el escudo y se niega a convertirse en el nuevo Capitán América.
«Necesitamos nuevos héroes» o «Estuvimos 70 años sin que nadie llevara el escudo cuando Steve estuvo congelado, así que nos irá bien», son algunas de las frases con las que Wilson justifica su postura de no aceptar el escudo que siempre creyó que «pertenecía a otra persona». «Y esa otra persona es Steve», sentencia cuando devuelve el escudo para que sea exhibido en el memorial dedicado a los héroes caídos.
Pero el Gobierno de los Estados Unidos tiene otros planes, tal y como revela el final del primer capítulo de Falcon y el Soldado de Invierno, y presenta a un nuevo Capitán América. Se trata de un personaje conocido en los cómics como U.S. Agent o Súper-Patriota, una versión mucho más radical, violenta y oscura del símbolo y cuyo verdadero nombre es John Walker.