La infausta e inesperada noticia arribó casi simultánea al terremoto de magnitud 6.9 la madrugada del jueves 22 de septiembre. La Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), de la que Jorge Fons fue primer presidente en su refundación de 1998, anunció en Twitter el fallecimiento del maestro, figura clave, aunque de producción somera, del nuevo cine mexicano. Pronto comenzarían a correr las semblanzas, las anécdotas y los homenajes en televisión, festivales y salas de exhibición.
En días pasados se rememoraron recurrentemente los importantes galardones que recibió este director de cine, teatro y televisión –nacido en Tuxpan, Veracruz, en 1939– en festivales internacionales, como el Oso de Plata en la edición 27 de la Berlinale por Los albañiles (1977), del Gran Premio del Jurado en la 38 de San Sebastián por Rojo amanecer (1990) o el Gran Coral y el de Mejor Director en La Habana por El callejón de los milagros (1995), además de múltiples premios Ariel de la AMACC e incluso de un par de TVyNovelas.
Pero no se insistió demasiado en un tema que recurrentemente ha provocado la indignación pública cuando ha sido denunciado, pero al que no se ha dado seguimiento pertinente: la versión de Rojo amanecer restaurada por la Filmoteca de la UNAM y perteneciente a América Móvil (Clarovideo) presenta cinco cortes y casi dos minutos menos que la original, debido a una censura impuesta desde la Dirección de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) de la Secretaría de Gobernación.