La invasión del presidente ruso Vladimir Putin a Ucrania es un completo desastre para el país báltico, y la guerra no va bien para las fuerzas rusas que sufren graves pérdidas y empiezan a sentir los estragos de la escasez de suministros y la desmoralización. Quizá esta sea la razón por la que el presidente ucranio Volodymir Zelensky, alentado por el apoyo que ha recibido de los países occidentales, proclamó hace unos días en la emisora estatal griega ERT que “la guerra terminará cuando Ucrania gane”.
En esta entrevista exclusiva, el internacionalmente reconocido académico y disidente de primer nivel, Noam Chomsky, considera las implicaciones de la postura heroica ucrania en combatir a los invasores rusos hasta el final, y por qué Estados Unidos no tiene prisa por ver el fin del conflicto. Chomsky, considerado en el mundo como uno de los intelectuales vivos más importantes, es autor de unos 150 libros y ha recibido numerosos premios de prestigio incluido el Premio de la Paz de Sydney y el Premio Kioto (equivalente japonés al Premio Nobel), así como docenas de doctorados honorarios de las universidades más renombradas.
Chomsky es profesor emérito de MIT, y actualmente Quieren eso los ucranios? Quizá lo quieren ahora, en medio de una guerra devastadora, pero no fue así en el pasado reciente. El presidente Zelensky fue electo en 2019 con el abrumador mandato de trabajar por la paz, cosa por la que puso manos a la obra de inmediato y con mucha valentía. Tenía que confrontar a las violentas milicias derechista que amenazaban con matarlo si trataba de lograr un acuerdo pacífico apegado a los lineamientos de la fórmula Minsk II.
El historiador especializado en Rusia, Stephen Cohen, señala que, si Zelensky hubiese sido apoyado por Estados Unidos, pudo haber persistido y quizá resuelto el problema sin que se llegara a la horrenda invasión. Estados Unidos se rehusó y prefirió adoptar la política de integrar a Ucrania a la OTAN. Washington sigue desestimando las líneas rojas de Rusia y las advertencias de diplomáticos y asesores estadunidenses de alto nivel como lo ha hecho desde que Clinton anuló la firme e inequívoca promesa que Bush hizo a Gorbachov de que, a cambio de la reunificación de Alemania dentro de la OTAN, la alianza no se expandiría una pulgada por fuera del territorio alemán.