El estado de salud física y mental del ex vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas es de un deterioro acelerado, producto de la ingesta de más de 40 medicamentos diarios que no solo le generan dependencia, sino otros trastornos y hasta alucinaciones, como lo explicó ayer el médico internista Alejandro Barreto.
Durante una rueda de prensa, los integrantes del Comité Internacional por la Libertad de Jorge Glas, entre ellos Sacha Llorenti, expresidente del Consejo de Seguridad de la ONU; Sonia Vera, abogada de Glas; la asambleísta Sofía Espín; y el médico Barreto, expusieron el cuadro clínico y la situación jurídica del asilado político ahora secuestrado en una cárcel de máxima seguridad en la ciudad de Guayaquil, desde el 5 de abril de este año, tras el asalto a la embajada de México en Quito.
Además, recordaron que luego que en 2019 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos otorgó medidas cautelares a Glas, en 2022 una comisión de médicos en la que está Barreto se dedicó a monitorear el estado de salud del ex vicepresidente.
El galeno indicó que hay preocupación entre los médicos que siguen el caso de Glas por su estado de salud física, mental y nutricional, sobre todo, porque su cuadro mental ha empeorado, al punto de tener alucinaciones. La preocupación del médico internista radica en la ingesta de 43 a 45 pastillas diarias que, si bien son recetadas por psicólogos y psiquiatras, podrían evitarse en gran medida si se realiza terapia, debido a que tienen efectos secundarios que producen más trastornos y aumentan la sintomatología.
A eso añadió una alerta: el cuadro clínico de Glas es grave, sobre todo, cuando ya hubo un intento de suicidio y es el Ministerio de Salud Pública el que debe tratar el caso con el protocolo adecuado que se requiere. Para Barreto, la “polifarmacia” no es adecuada y, según la abogada Vera, el mismo Glas mencionó que hay una orden para matarlo poco a poco con la ingesta de fármacos.
La asambleísta Espín denunció que se impiden las visitas para ocultar que al ex vicepresidente “lo están matando”, rechazó que Glas sea un reo de alta peligrosidad y que no debería estar recluido en La Roca, diseñada para presos de otro tipo de conductas.
Los miembros del Comité Internacional denunciaron que se les ha negado la entrega de los informes sobre su estado de salud. En ese sentido, Vera está preocupada porque, el pasado 23 de agosto en una audiencia de habeas corpus, Glas contó el número de pastillas que toma. A lo que Barreto señaló que eso es una sobredosis que genera dependencia.