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A un año de la muerte de Fernando Valenzuela, la nostalgia aún se apodera de quienes recuerdan las hazañas de ese joven robusto y melenudo que paraliza a México, cada vez que se subía al montículo con los Dodgers de Los Ángeles; es el mejor pelotero mexicano de la historia.

“Es el más grande que hemos tenido. No ha existido un beisbolista en el país que haya logrado lo que Fernando, fue el único que ha motivado a muchísimas generaciones a ejercer un deporte, no solamente el béisbol.

Me tocó jugar con él y también verlo por televisión de niño cuando detenía a toda la nación cada que lanzaba. Solamente Julio César Chávez y Hugo Sánchez se acercaron a tal impacto”, recordó Pedro Meré, mánager del Águila de Veracruz en la Liga Mexicana de Beisbol.

La historia de vida del dueño del mítico dorsal 34 parece forjada en la creatividad de un guionista hollywoodense. Un joven nacido en Etchohuaquila, una ranchería en Sonora, que arribó a las Mayores para convertirse en un héroe para la comunidad latina.

“La realidad a veces supera la ficción y su historia es simplemente extraordinaria, mejor de lo que pudo escribir cualquier cineasta. Un pelotero que salió de una ciudad con pocas casas en el desierto de Sonora para conquistar todo Estados Unidos”.

Valenzuela firmó con los Dodgers en 1979, pero debutó un año después. Fue premio Cy Young y Novato del Año de manera simultánea. Ganó dos Series Mundiales (1981 y 1988) y fue seleccionado en seis ocasiones para el Juego de Estrellas. En la Liga Nacional lideró en número de ponches con 180, 11 juegos completos, ocho blanqueadas y 192 entradas en las que trabajó en el montículo.