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Las distintas formas, miradas y realidades de narrar historias de memoria y resistencia a través de la cinematografía, resurgieron en la inauguración de la Muestra de Cine de los Pueblos Originarios y Afrodescendientes, que se inauguró ayer en el Zócalo de la Ciudad de México con la cinta Mi no lugar, de Isis Ahumada, hablada en náhuatl y español.

En el encuentro fílmico, que subraya: el cine mexicano es hoy más diverso que nunca, se presentan nueve de las 68 películas que se filmaron a lo largo de seis años con el apoyo del Estímulo a la Creación Audiovisual para Cineastas Indígenas y Afrodescendientes de México y Centroamérica (Ecamc), de las cuales habrá funciones gratuitas hasta el 14 del mes curso, tanto en la plancha capitalina como en la Cineteca Nacional de las Artes, con la finalidad de visibilizar la enorme riqueza cultural y lingüística del país.

La muestra ofrece testimonios de las cosmogonías, saberes y cotidianidad que se recuperan del pasado, pero también, la novedad y la urgencia que se manifiesta en las imágenes de historias de resistencia, de nuevas formas de organización, fiestas y familias, preservación del territorio y desafíos comunitarios o individuales.

A la apertura del encuentro fílmico acudieron María Novaro, directora de Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), y Cristián Calónico, titular del Fideicomiso para la Promoción y Desarrollo del Cine Mexicano en la Ciudad de México (Procine CDMX), así como realizadores que compartieron reflexiones sobre su quehacer.