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Dos futbolistas profesionales admitieron ante el tribunal haber participado en actos de corrupción en las apuestas en las que el jugador mexicano Ulises Dávila, ex canterano de las Chivas y ex capitán del Macarthur Bulls de la A-League australiana, sirvió como mediador al recibir dinero de delincuentes para ganar tarjetas amarillas durante los partidos.

Dávila y los mediocampistas Kearyn Baccus y Clayton Lewis fueron acusados en mayo de 2024 de manipular tarjetas amarillas durante los partidos de 2023 y 2024.

Dávila, de 33 años, presuntamente actuó como contacto entre los jugadores del club del suroeste de Sydney y un grupo criminal en Colombia, organizando las tarjetas amarillas para que aparecieran durante determinados juegos.

Supuestamente Dávila pagó hasta 10 mil dólares australianos (6 mil 550 dólares) a Baccus, de 33 años, y a Lewis, de 27, para que intentaran deliberadamente recibir las amonestaciones emitidas por el árbitro por juego sucio.

Baccus y Lewis se declararon culpables ante un tribunal de Sídney de participar en una conducta que corrompió el resultado de las apuestas de un evento. Se retiró un segundo cargo de participación en un grupo delictivo.

Lewis se había declarado previamente inocente de ambos cargos, pero revocó su declaración de culpabilidad en uno de ellos tras negociar con la fiscalía. Ambos enfrentarán la sentencia en septiembre.

Dávila, quien jugó también el Santos Laguna, aún no se ha declarado culpable de los nueve cargos que enfrenta. Regresará a la corte el próximo mes.

La policía dijo que el plan de apuestas dio lugar a pagos de cientos de miles de dólares en ganancias.

La liga suspendió a todos los jugadores. El contrato de Dávila con el Macarthur FC se rescindió poco después de su arresto. Baccus fue liberado por los Bulls durante la pretemporada de 2024 y Lewis permanece suspendido.