Las calles de Teherán, capital de Irán, están vacías y las comunicaciones son intermitentes y no hay refugios antiaéreos. La gente está aterrada, pasan noches sin descanso en el suelo de las estaciones del metro mientras los bombardeos retumban sobre sus cabezas.
A menos de una semana del bombardeo israelí cuyo objetivo es destruir el programa nuclear y la capacidad militar iraní. Han dejado fuera de combate a gran parte del sistema de defensa aérea iraní y los aviones de guerra de Israel tienen vía libre sobre los cielos de Teherán.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, instó a los aproximadamente 10 millones de habitantes de Teherán a evacuar “inmediatamente”.
Miles de personas han huido y pasan horas varadas en el tráfico mientras tratan de dirigirse a los suburbios, el mar Caspio o incluso a Armenia o Turquía. Pero otros —los ancianos y enfermos— están atrapados en altos edificios de apartamentos. Sus familiares se preocupan: ¿qué hacer?
Los ataques israelíes contra Irán han provocado la muerte de más de 585 personas y herido a más de mil 300. Los medios locales, también blanco de los bombardeos, ya no reportan sobre los ataques, lo cual ha dejado a los iraníes sin información.
Hay pocas señales visibles de la autoridad estatal: la policía parece estar mayoritariamente encubierta, las sirenas antiaéreas no son de fiar y hay poca información sobre qué hacer en caso de ataque.