El diputado Gerardo Olivares Mejía (PT) impulsa una reforma a la Ley de Migración para que el Instituto Nacional de Migración pueda cancelar la condición de residente a extranjeros que cometan actos de discriminación, abuso, violencia o desplazamiento contra la población.
El documento establece que el principal problema que busca atacar la iniciativa son los privilegios que las autoridades mexicanas otorgan a los residentes estadounidenses, y en menor número a los europeos, derivando, en ocasiones, en un círculo vicioso de actitudes prepotentes e ilegales de dichos extranjeros contra la población mexicana.
Las principales razones por las que los ciudadanos estadounidenses han llegado a México son el menor costo de vida en comparación con EU, modalidades de trabajo en línea desde casa, así como los trámites para ingresar al país, trabajar y obtener la residencia fácilmente.
De igual manera, menciona que suelen gozar de una serie de privilegios que generan inequidad y descontento, y socavan el principio de congruencia y reciprocidad.
Refiere que, de acuerdo a datos del INEGI, en 2020 la población nacida en otro país, radicados en México, ascendía a 1 millón 212 mil personas; de ellas, 797 mil eran estadounidenses, 20 mil 763 españolas, 9 mil 80 francesas, y 56 mil 810 guatemaltecas, entre otras nacionalidades.
Hace notar que según información procedente del Departamento de Estados Unidos en 2025, 1.6 millones de estadounidenses residen en México.
Puntualiza que la Secretaría de Gobernación (Segob), como autoridad principal en materia migratoria, cuenta con atribuciones y capacidades necesarias para determinar las prácticas de abuso y prepotencia antes referidas. De esta forma, contribuirá a la estabilidad y la paz social.
Asimismo, la Segob ejerce esta responsabilidad conforme a lo establecido en el artículo 18 de la Ley de Migración, añade.
El diputado Olivares Mejía considera que en el país se vive un creciente fenómeno de actitudes de prepotencia, abuso y desplazamiento de extranjeros.
Concluye que es indispensable que los migrantes extranjeros que habitan el país observen un comportamiento ejemplar, digno, íntegro, recto, honorable y respetuoso hacia la población, las leyes mexicanas, el entorno y la comunidad que les ha brindado hospitalidad y residencia.