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Rusia, empeñada en negociar sin cesar hostilidades, y Ucrania, aferrada a declarar un alto el fuego como primer paso hacia una paz duradera, sostendrán un encuentro trilateral con Turquía como mediador, informó la agencia oficial de noticias del gobierno turco.

Todo indica que Moscú y Kiev no pudieron ponerse de acuerdo para iniciar conversaciones este jueves, dado que los grupos de negociadores ruso y ucranio, a juzgar por sus propias declaraciones, tienen encargos diametralmente distintos y defienden posiciones de partida que ambos consideran poco menos que innegociables.

Así, Vladimir Medinsky, jefe de la delegación rusa, afirmó que “estas negociaciones son continuación del proceso de paz en Estambul, que se suspendió en 2022” y señaló que “el objetivo de las negociaciones directas es, tarde o temprano, establecer una paz duradera después de eliminar las causas originarias del conflicto”.

Por éstas Rusia entiende una serie de condiciones –renunciar al ingreso en la alianza noratlántica, asumirse como país neutral, reducir y desarmar su ejército, reconocer como parte de Rusia las cuatro regiones anexionadas y Crimea, entre otros componentes del concepto–, que Ucrania podría aceptar algunas con ciertas garantías de seguridad y otras que de plano rechaza como es la de renunciar a su integridad territorial sin haber perdido una guerra.

Por su parte, tras dudarlo durante muchas horas, el presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, decidió enviar a Estambul a su ministro de Defensa, Rustem Umarov, al frente de una delegación con el claro mandato de acordar un alto el fuego en tierra, aire y mar durante 30 días, así como verificar si Rusia tiene la intención de hacerlo. 

Moscú se niega a declarar esa tregua, alegando que sólo beneficiaría a Kiev, en caso de que no se suspenda el suministro de armamento occidental, la instrucción de militares y el reclutamiento de soldados, entre otras exigencias.