Seleccionar página

En su gira por el Reino Unido, antes de regresar a México, “The Black Keys” estuvo en Manchester para el primer concierto del regreso de Oasis. Patrick Carney, baterista del dúo comentó: “Ver a todo un país emocionado por la reunión de una banda de rock… fue una locura.”

“Todo el mundo sabe que Oasis tocó en Wembley, pero eso consume muchísimo ancho de banda y con razón, en tu algoritmo”. Considera la difícil situación de muchos artistas menos mediáticos que luchan por el espacio. “¿Cómo se supone que vas a correr la voz?”, pregunta.

Durante la década de 2010 se mostraron como el sonido del indie retro rock estadunidense, pero el año pasado se vieron obligados a cancelar una gira por sus lares, despedir a su mánager y dar un polémico concierto con criptomonedas para recuperar los ingresos perdidos.

“Nos jodieron”, tuiteó esa vez Carney y explicó que la venta de conciertos a precios inferiores en ciudades de mayor riesgo no se había reducido como prometió su “mal organizada” agencia de representación.

En aquel momento, su agencia dijo que fue una “separación amistosa”. Cuanto más exponían The Black Keys la disputa en los medios, más delataba una industria monopolista que trabajaba subrepticiamente contra el artista.

Afirma que la promotora Live Nation tiene vínculos financieros con amplios sectores de la industria, y cree que eso crea conflictos de intereses. “Jay-Z fundó una empresa de representación con Live Nation’, pero nadie entiende realmente qué significa eso”, dijo.

“Así que la gente con la que se supone que debes trabajar para negociar con tu promotor está en el bolsillo de éste. Entonces, ¿cómo demonios se supone que debes trabajar? Está en todas partes… es insidioso. Es una mierda”.

Pese a la filosófica y optimista canción que da título al nuevo álbum, todavía están furiosos por el revuelo del año pasado. “No es algo que nos haya pasado antes y ha sido muy difícil superarlo, sólo mentalmente”, dice Auerbach.

“Realmente nos está carcomiendo a ambos. Supongo que (la canción que da título al álbum) intenta darle un giro positivo a ese tipo de situación. Pero no era necesariamente así como nos sentíamos. Es decir, estábamos furiosos.

Queríamos venganza, pero escribimos No Rain, No Flowers, no sé por qué. Pat y yo tenemos hijos ahora, y quizás quejarnos de nuestros problemas directamente, como un maldito diario, no es lo que queremos hacer. No es el legado que queremos dejarles a nuestros hijos”.