El cineasta mexicano Guillermo del Toro estrenó su adaptación de Frankenstein en el Festival de Venecia, donde el público le brindó una ovación durante 13 minutos. “La cinta llegó en un momento idóneo; es una historia de amor, atravesada por la compasión y la humanidad.
“Una película que dice que sólo los monstruos juegan a ser Dios no podría llegar en un mejor momento. Ser sentimental en la actualidad es el nuevo punk”, afirmó Del Toro.
“Me criaron inculcando la religión católica pero nunca entendí del todo a los santos. Y luego, cuando vi a Boris Karloff, interpretando al monstruo de Frankenstein, entendí cómo se veía un santo o un mesías. Así que he estado siguiendo a la criatura desde que era niño”, dijo el cineasta.
En su apogeo en Venecia, Del Toro compartió que se siente como si estuviera en “depresión posparto” ahora que ha terminado la película, una fiesta gótica de decorados.
“Vivimos un tiempo de terror y de intimidación y la respuesta, de la que forma parte el arte, es el amor. No hay una tarea más urgente que la de mantenernos humanos en un tiempo en el que todo empuja hacia una comprensión bipolar de la humanidad”, declaró.
El director mexicano reconoció que la película lo transformó en lo personal y compartió que su fascinación por las fábulas y parábolas lo llevó a crear una historia actual, aunque esté situada en el pasado.
“Si la hubiera hecho antes de los 40, la habría contado desde la mirada de un hijo. Hoy la hice como padre. En el camino se aprende y entendí que las cosas suceden cuando tienen que suceder.