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El cine mexicano en Cannes genera verdaderas olas. Y no es de extrañar, pues las dos películas que este año compiten en la Sección Una cierta mirada, la competencia más importante a la Sección Oficial, se han llevado sendas ovaciones y emocionado al público. Media hora antes de que comenzara la proyección de «Noche de fuego», la sala Debussy estaba abarrotada a la espera del estreno de la cinta dirigida por Tatiana Huezo y producida por Nicolás Celis, también productor de ROMA. Tatiana no decepciona pues trajo a Cannes un filme arrollador con el que te sacude desde lo más profundo, pero en el que también hay mucha belleza.

A través de Ana, una niña que vive en la montaña, en una comunidad que se dedica al cultivo de la Amapola y cuyos residentes están atrapados entre el fuego cruzado del narco y los militares, podemos ver cómo es crecer, reír y descubrir el mundo desde los ojos de una niña cuyo padre está ausente y a quién su madre intenta proteger de los peligros que conlleva ser mujer en un entorno así.

«Noche de fuego» es un canto a la vida que sucede mientras todo alrededor se quema, a la bondad, a la fraternidad, a las personas que buscan hacer un cambio dentro del caos. Una mirada nunca antes vista de un tema tan presente como lo es laviolencia enMéxico que su productor, Nicolas Celis, explicó muy bien a EL UNIVERSAL, “para mí es importante hablar de cosas que a uno lo rodean. Como productor me gusta buscar temas que me importen y en México pasan cosas maravillosas, pero también muy difíciles y algo que hemos hecho con el trabajo de Tatiana que también es importante destacarlo es que esta es una historia de tres amigas que van creciendo con el temor de que algún día las circunstancias en las que viven las separen. Pero también sueñan, piensan cómo será su primer beso, su primer romance.

Otra cosa a destacar de este filme es que por lo general en las películas la violencia siempre se ve desde un punto de vista masculino y en esta cinta se tiene otra mirada, la de las mujeres. Y las películas de Tatiana son muy humanas porque nunca ves a los personajes como víctimas sino como alguien con quien empatizas y que te puedes poner en sus zapatos y creo que eso es lo mejor que puedes tener en una película, entrar y sentir algo, empatizar, porque ahí es donde el poder del cine hace su efecto”.