El último informe de gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas se transformó en una acto proselitista para sus aspiraciones de ser presidente de la República.
Sin guardar las formas el gobernador dedicó la ultima parte de su informe para hacer de su eslogan “el cambio es posible” su primer herramienta proselitista y criticó al populismo que “‘miente”, asegurando que lo que se requiere en el país es combatir las causas de la pobreza, generando riqueza, para acabar con los demagogos.
Pero también realizó alusiones al actual régimen priista, pues dijo que, por la corrupción y la ineficiencia, la gente está harta de la clase política.
En esa lógica, Moreno Valle aseveró que México “necesita un cambio y el cambio es posible”, porque los mexicanos incluso necesitan a alguien que “los defienda” (sic) del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
Desde que el evento empezó, algunos de los invitados clamaban “¡Rafa Presidente!”, porras que parecían más orquestadas que genuinas.
No obstante, en su último informe como gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle no tuvo el poder de convocatoria que mostró en actos previos, pues acudieron sólo 17 de los 22 homólogos que confirmaron su asistencia hoy, al acto protocolario que se celebra en la llamada “Ciudad Modelo” de Audi.
Al desaire de los mandatarios hay que sumar la ausencia de dos de los presidentes nacionales de los partidos políticos que lo llevaron al poder: Alejandra Barrales Magdaleno, del PRD, y Dante Delgado Rannauro, de Convergencia.
Los aliados de peso que en otros informes acudieron a los informes, como el líder de la bancada del Sol Azteca en el Senado, Luis Miguel Barbosa Huerta, de origen poblano, tampoco llegó al acto protocolario de este domingo.
Como representante de la presidencia de la República fue designada, Rosario Robles Berlanga, titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.
En su discurso y en un video que dio inicio al acto, Moreno Valle insistió en que las obras de infraestructura durante el sexenio y a las que según él se le dedicaron más de 72 mil 500 millones de pesos, no implicaron deuda.
“No pedíamos un solo peso prestado y, conforme a datos oficiales de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, redujimos 754 millones de pesos la deuda”, lo que repercute en un decrecimiento en el endeudamiento percápita del 36 por ciento”.
Afirmó que, por el contrario, “hubo superávit presupuestal en cada uno de los ejercicios de mi mandato, seis años”.
Dijo que las obras de su sexenio, “sin pedir un peso prestado”, se debieron a que se bajó del 84 al 68 por ciento el gasto corriente, de eliminó la renta de 323 inmuebles, se quitaron 824 automóviles oficiales a personal y hubo recortes a los sueldos de mandos medios y altos, empezando por el de él, que disminuyó en 20 por ciento.